martes, 23 de febrero de 2016

Pizza



Hace años os propuse con muy buena voluntad mi receta de pizza. Pero los años pasan, he seguido viviendo en la patria de la pizza, he comido muchas (muchísimas) mas pizzas, he observado muchísimas veces mas cómo trabajan en las pizzerías y he estudiado. Así que, por petición popular, he decidido rectificar mi receta y enriquecerla con algunas curiosidades que me parecen interesantes.

Si Italia es la patria de la pizza (con el perdón de medio mundo, que cocina cosas parecidas si no iguales), Nápoles es su capital. La pizza en Nápoles es una cosa seria; tan seria que para poder decir que prepara la verdadera pizza napolitana, un restaurante debe cumplir una serie larguísima de normas contenidas en las 10 páginas del Código Disciplinar de la Asociación de la Verdadera Pizza Napolitana. El código impone parámetros severos sobre la calidad y la cantidad de los ingredientes, los materiales de construcción del horno, la dureza y el pH del agua, la temperatura y el tiempo de cocción, el diámetro y el espesor de la pizza, la procedencia del tomate, etcétera, etcétera, etcétera.
Os recomiendo encarecidamente la lectura del código (aunque está italiano) por curiosidad, pero os digo ya sin darle mas vueltas que no: no es posible hacer la verdadera pizza napolitana en un normalísimo horno doméstico. Necesitaríamos un horno de leña, que nos permita además hacer la pizza a los 485°C requeridos en 60-90 segundos. Pero claro, cuantos mas artículos del código consigamos respetar, mas auténtica quedará la pizza y, por tanto, mas buena (para el paladar, para el ánimo y para la digestión)

Así -inspirándome en el código disciplinar napolitano- hago la pizza en casa, así se la he recomendado a quien recientemente me lo haya preguntado y así os lo cuento ahora. Si os parece que he escrito una receta demasiado larga, armaos de paciencia. Y, si no tenéis tanta paciencia, es mejor que ni os pongáis a hacer pizza casera, porque la paciencia es el ingrediente más importante. Los demás son estos:

Ingredientes para la masa (para 3 o 4 pizzas individuales):

Agua: 330 ml, templada (no caliente!)
Harina: 600 gramos (de los cuales solo 3 cucharadas harina 0 y el resto 00)
Levadura FRESCA de panadería: 1 gramo*
Sal: 16 gramos (una cucharada)
Más harina para la mesa.

Así la preparo:

En un recipiente amplio pongo el agua y añado media taza de harina. El código impone añadir ahora la sal y disolverla bien en el agua, pero los escépticos podéis mezclarla con el resto de la harina a continuación. En esta mezcla acuosa disolvemos con la punta de los dedos la levadura y deshacemos los eventuales grumos de harina, dándole así a la levadura el tiempo para despertar de su letargo.

A continuación empiezo a incorporar el resto de la harina, mezclando con los dedos con calma. Este proceso debería durar unos 10 minutos, algo menos si usáis una amasadora. Quizás no os haga falta toda la harina, la masa no debe quedar demasiado seca y dura. Será suficiente que se despegue sin problemas de las paredes del recipiente y de las manos, pero quede blanda.

Incorporada la harina, vuelco la masa sobre una mesa, preferiblemente de madera, espolvoreada de harina y amaso durante un buen rato. Mientras con una mano sujeto la masa en la mesa, con la otra la estiro alejándola de mi y luego vuelvo a formar una bola. Y vuelta a empezar. Cuanto más tiempo se trabaja la masa mejor funciona la levadura y más buena y ligera será la pizza.
Termino el amasado haciendo una bola de masa, recogiendo todos los picos debajo de la misma, y la dejo sobre la mesa enharinada. La cubro con un trapo húmedo muy escurrido y me olvido durante un par de horas. Lo ideal sería que la temperatura de la casa no estuviera por debajo de los 25°C.

Pasadas las 2 horas, destapo la masa y empiezo a dividirla con un cuchillo o una espátula y a hacer los bollitos para cada pizza individual. La técnica que se usa para ello es muy particular, así que he seleccionado algún vídeo mucho más elocuente que mis palabras.

  • En este vídeo, el “pizzaiolo” no se preocupa mucho por que se vea claramente cómo lo hace, pero desde el segundo minuto del vídeo se ve mejor. Haz click aquí para verlo.
  • Estos “pizzaioli” lo hacen de una manera un poco diferente, pero el principio es el mismo: recoger todos los bordes del trozo de masa hacia el centro formando una bola con la superficie lisa y tirante. Haz click aquí para verlo.


Una vez que he terminado de dividir toda la masa en bollos de entre 180 y 250 gramos, los coloco bien separados en una bandeja y los cubro con el paño húmedo o con película de cocina engradasa poco tirante, sin ejercer presión. Los dejo reposar a temperatura ambiente entre 4 y 6 horas. Es decir, si hacéis todo esto a la hora del almuerzo, comeréis unas pizzas estupendas para cenar.

Llegada la hora de cenar, lo primero es encender el horno a la máxima temperatura posible. Cuando está caliente, empiezo a preparar las bases: con una espátula despego un bollito de la bandeja y lo coloco boca abajo sobre la mesa enharinada. No uso el rodillo para extenderlo, sino que empiezo a presionar la masa desde el centro hacia los bordes, para que las burbujas creadas por la levadura se desplacen hacia allá y allí se queden esperando su momento para formar el borde apetitoso de la pizza.
  • Para explicar mejor esto, he encontrado otro vídeo que os va a gustar. Si escucháis con atención, comprenderéis sin problemas que cuando dice “non così, così” está explicando que tiene la mano derecha (a la izquierda de la pantalla) cerca de la mesa. No es pan comido, pero lo importante no es que lo hagamos así de bien en casa, sino que sepamos cual sería la perfección. Haz click aquí para verlo.
Una vez extendido el disco de masa (o el oval, o el rectángulo, o lo que mejor se adapte a nuestros gustos o necesidades), paso las manos por debajo de la masa, con las palmas hacia abajo, y la levando y coloco en la bandeja del horno. La aliño al gusto, la rocío con un chorrito de aceite de oliva y sal.

El código disciplinar de la pizza napolitana establece que la llamada Pizza Marinara sea aliñada con tomates, ajo, orégano, sal y aceite de oliva, mientras que la llamada Pizza Margherita contenga tomates, mozzarella, albahaca, sal y aceite.
Mi recopendación: patata rallada, aros de cebolla, parmesano, sal y aceite.

En mi horno (que ha vivido tiempos mejores) tarda unos 10 minutos en dorarse adecuadamente. Estará lista cuando, presionando el borde dorado, este se aplastará pero volverá a su forma original rápidamente. Desgraciadamente mi horno no podrá darle jamás a una pizza ese toque un poco “carbonizado” que en obtendría en un minuto en un horno a leña sin perder la ternura del interior del borde, pero será de todos modos un manjar espectacular.


* 1 gramo de levadura fresca... ni se te ocurra ponerte a pesarlo! Si la pastilla que has comprado es de 25 gramos, córtala por la mitad y esta mitad de nuevo en 2 y de nuevo en 2, y son 3 gramos. Corta un trocito de eso que sea mas o menos un tercio y eso es lo que necesitarás para hacer esta pizza. Si te has acordado tarde de querer hacer pizza, usa mas levadura para reducir el tiempo de reposo, pero eso empeorará la calidad y el sabor de la masa, así que intenta no pasarte. Para hacer pizza no uses nunca más de 25 gramos por kilo de harina. Pero realmente mi consejo es que, si hoy no tienes tiempo, prepares la masa con poca levadura, la metas en el frigo y mañana será otro día.

Nota: si usas una amasadora, usa el accesorio gancho. Si usas la panificadora, usa el programa para "masa", sin cocción, y luego prosigue con la receta desde la división de los bollos.


 Diana Manzanares Ruiz