domingo, 16 de diciembre de 2012

Cáscaras de sandía abrillantada



Ingredientes:
Cáscara de sandía (nos comemos la parte roja y luego extraemos la parte blanca. Hay que sacar la cáscara dura y eliminar todo resto de la parte roja, luego partiremos la parte blanca en trocitos pequeños, cuanto más pequeños antes se van a cocinar, pero también corremos el peligro de hacer caramelo de cáscara, que no es la idea)
Agua (cantidad necesaria)
Alcohol (tenemos que calcular una cucharadita por cada cuarto de agua que usemos, yo no tenía alcohol en casa, así que usé vodka y el resultado fue el mismo).
Azúcar (cantidad necesaria)
Para el almíbar: agua (cantidad necesaria para cubrir toda la cáscara en la olla) y azúcar (una tercera parte de la cantidad de cáscaras, si usamos un kilo de cáscara, será 750 gr. de azúcar). Colorante (preferentemente color verde o rojo)

Pasos a seguir:
Una vez limpias las cáscaras y troceadas, las ponemos en remojo con el agua y el alcohol. Al menos un par de horas.
Transcurrido el tiempo, en la misma olla donde vamos a cocinarlas, ponemos agua, azúcar y el colorante con el que haremos el almíbar. Añadimos las cáscaras y dejamos reposar una hora, si es necesario añadir más agua, para que las cáscaras queden bien cubiertas, aunque no de forma excesiva (yo hice esto por la noche, así que tapé bien la olla y dejé toda la noche en remojo la cáscara en este almíbar frío, pero en realidad no es necesario tanto tiempo).
Ponemos la olla en el fuego, fuerte hasta que hierva, y luego, al mínimo, durante unos 45 minutos, o hasta que las cáscaras queden transparentes (cuanto más grande son los trozos, más va a tardar este proceso, por eso que es importante que se hagan trocitos finos). Si vemos que el agua se va consumiendo, añadimos más, no queremos caramelizar las cáscaras (en mi primer intento conseguí unos riquísimos caramelos de cáscaras de sandía, duros con el centro blando, que fueron a parar a la basura).
Cuando veamos que las cáscaras están transparentes las sacamos del almíbar y las escurrimos bien. Si tenemos rejilla, la ponemos hasta que estén bien escurridas.
La extendemos en una fuente y la envolvemos con el azúcar. Y esperamos que se sequen, para esto hay varios métodos. Uno, el de la paciencia. La dejamos que se seque durante varios días en un sitio donde reciba calor, pero que no sea húmedo. Otro, ponemos el horno, lo calentamos al máximo y lo apagamos. Extendemos las cáscaras azucaradas en el horno apagado pero caliente, con la puerta entreabierta y dejamos que se seque. Y el último, el que yo usé (porque estoy en verano, y porque tengo sitio para hacerlo), ponemos las cáscaras, bien extendidas en una bandeja, bien amplia, al sol. Poniéndolo por la mañana, por la tarde ya casi están listas. Yo las puse un día y medio (por la noche, las metí en casa, no sea que el relente nocturno me fastidiara todo el trabajo solar) y quedaron secas, sequitas.
Una vez secas, las usamos o las guardamos. Las guardaremos en un sitio fresco y bien seco (una fiambrera bien cerrada en la última bandeja del frigo, vale).

Sitios en los que me inspiré para esta receta, algunos más caseros, otros más científicos:

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